El lavado doble y otras 8 cosas del pelo masculino que nunca nos explicaron

Si hacemos una encuesta entre hombres sobre sus preocupaciones estéticas seguramente entre las primeras estará el pelo. O la ausencia de él. Cuando el cabello se debilita pensamos inmediatamente en la calvicie, un signo de que nos hacemos mayores que no es como el dolor de rodillas: este lo ven los demás. Por otra parte, a quienes lucen una buena mata de pelo les preocupa cómo cuidarlo. ¿Es bueno lavarlo a diario? ¿Debo usar mascarilla hidratante? ¿Cuándo debería recurrir a un champú a la cerveza? Para lucir un cabello lustroso y evitar problemas conviene conocer ciertas claves.

El cabello del hombre es diferente al de la mujer
Se debe a una cuestión genética. “La producción y distribución del pelo está regulada por hormonas como los andrógenos, entre los que están la testosterona y la dihidrotestosterona”, señala el doctor Eduardo López Bran, dermatólogo, director general de la clínica IMEMA y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). “Dado que los niveles de testosterona son diferentes en hombres y mujeres, la manera en que crece y se distribuye el pelo también es distinta”. Eso explica que los hombres tengan pelo casi por todo el cuerpo y las mujeres, desde hace algunos años, solo en la cabeza.

Más graso y menos resistente
“El cuero cabelludo del hombre es más graso que el de la mujer, sobre todo en épocas como la pubertad, cuando, al aumentar las hormonas sexuales, las glándulas sebáceas producen más grasa”, explica el doctor López Bran. Otra de sus desventajas es “la falta de elasticidad y resistencia que tiene”, apunta Alba Pujolàs, de I Center Concept Hair Lounge Centro Aveda (Madrid). Pero luego están las peculiaridades individuales: no todos los cabellos masculinos son una birria. “Lo que marcará las diferencias de cada uno será la predisposición genética y hormonal de cada individuo”, apunta Raquel González, de la firma ReGenesis. ¿Tiene algo bueno? “El grosor del cabello del hombre es una de sus principales virtudes”, dice Félix Fernández Barroso, estilista de Hair Krone (Madrid).

¿Experimentos? no, gracias

El actor Russell Brand a punto de cuidarse su melena en ‘Arthur’ (2011).

Por lo general, los hombres no abusan de tintes, extensiones, planchas y todas esas cosas que llenan de artefactos extraños el cuarto de baño de ellas. Y mejor que el hombre siga lejos de ellos mucho tiempo. “Ellos no suelen utilizar coloraciones, tratamientos químicos, secadores o planchas, por ello el cabello se mantiene más sano”, dice Alma Luzón, estilista capilar y directora del salón madrileño Black & White. Una afirmación que profundiza Cristina de Hoyos, dermatóloga de las Clínicas Ceta, también de la capital: “Las mujeres agredimos más intensamente a nuestro pelo con tintes, mechas, permanentes… y esto hace que nuestro pelo se vuelva más frágil y quebradizo”. Por suerte, la moda de los hombres de pintarse el pelo de azul no prosperó más allá del pasado verano.

Lavados: dos mejor que uno

El estrés y algunos tratamientos médicos pueden provocar la caída del cabello y, en estos casos, el pelo se recupera”

Una verdad incómoda: “El hombre no acostumbra a cuidar su cabello: normalmente lo lava con unas gotas de champú genérico y lo peina sin más, obteniendo como resultado un pelo seco, opaco y sin vida”, constata Claudia Di Paolo, directora del centro de belleza que lleva su nombre. ¿No es suficiente? Según Anthony Llobet, embajador de TRESemmé, no: “Cuando te laves el pelo no lo hagas una sola vez”, aconseja. “Haz una segunda ronda: enjuágalo y vuelve a cubrir tu pelo de champú, realiza un suave masaje para activar la circulación y vuelve a enjuagar tu cabello”. Se hace así porque no necesariamente con un solo lavado se retira toda la suciedad.

Un día sí y otro no
En cuanto a la continuidad del lavado surgen dudas: ¿todos los días?, ¿tres veces a la semana? “Lávalo en días alternos”, responde Anthony Llobet. “Si lo lavas todos los días, el cuero cabelludo entra un círculo vicioso y la piel segrega más sebo, dando como consecuencia un pelo graso, de aspecto sucio”. Eso para longitudes estándar; aquellos que presumen de una larga melena deben extremar sus cuidados. “Los hombres que llevan el pelo corto no necesitan más que un buen champú, mientras que los que tienen el pelo largo deben tratarlo con acondicionadores y mascarillas, igual que el cabello de una mujer”, añade Llobet. Y sí, podemos usar las mismas mascarillas que ellas, según David Lesur, estilista y propietario del salón David Künzle: “El cabello es como la piel, cada uno tiene necesidades específicas así que hay que fíjarse siempre para qué tipo de pelo está indicada la mascarilla: seco, graso…”.

Secador, ¿sí o no?
Bien. Ya nos hemos lavado correctamente el pelo; ahora toca secarlo. Pero, ¿podemos utilizar el secador con la seguridad de que no dañaremos nuestro cabello? Susana Martín Lomo, estilista de Sevenhair, asegura que sí, teniendo en cuenta estos consejos: “Se puede recurrir a él, tanto si tienes el pelo largo como si es corto. ¿Cómo? Secando de arriba abajo y sin acercarlo demasiado para no dañar el pelo. No se debe utilizar en su temperatura máxima y es recomendable terminar el secado con aire frío para sellar las cutículas [capa exterior por encima de la epidermis]”.

¿Qué champú compro?
A veces este punto nos desconcierta. Llegamos al supermercado o perfumería, nos ponemos delante de la estantería de productos capilares, la miramos de arriba abajo, de izquierda a derecha… y surge la siguiente pregunta: ¿Cuál cojo? Óscar Gimena, especialista en cabello de iGrow nos orienta: “Un champú preferiblemente natural y tonificante para generar nuevos cabellos; regulador para un pelo graso; o hidratante para pieles con descamación o caspa; para cabellos finos o apagados, indispensable utilizar un champú a la cerveza, que otorga brillo; y si pierdes pelo o superas los 30, un anticaída, ya que la prevención es la acción y la filosofía perfecta para mantener pelo de forma indefinida”.

¿Y si se me cae el pelo?
“Un 50% de los varones empieza a perder el cabello a partir de los 30 años, y, cuando llegan a los 60, ya son calvos”, sentencia el doctor López Bran. Si creemos estar entre los damnificados, se impone la prevención. Andrea Villalobos, de Corta Cabeza, señala que lo primero que hay que hacer es identificar el tipo de alopecia: “El estrés y algunos tratamientos médicos pueden provocar la caída del cabello y, en estos casos, el pelo se recupera. Si por el contrario la alopecia es androgenética, el cuidado es diferente. Los productos tendrán que ser para fortificar el cabello y habrá que realizar una serie de masajes con tónicos capilares para estimular la irrigación sanguínea”. Gema Olavarrieta, técnico especialista en láser de baja intensidad de iGrow, recomienda “utilizar regeneradores capilares. Al principio puede parecer caro [entre 30 y 100 euros], pero a la larga se agradece”.

Una ayuda extra
Hay productos que, además de cuidar el cabello, lo fortalecen. Alma Luzón, del salón Black & White, recomienda “proteínas que llegan a la matriz para mejorar la función del folículo piloso, con alto contenido en vitaminas B, D y Pantenol. También se puede recurrir a las células madre de Argán para regenerar el cabello, eliminar la seborrea, dermatitis, pitiriasis, alergias…”. El especialista David Lesur apuesta por la aplicación de “ampollas de Aminexil [un químico que rejuvenece los folículos pilosos], con un suave pero firme masaje para activar la circulación y una mejor penetración del producto”. Pero hay métodos que ayudan de forma más natural y sencilla. “Influyen la alimentación y el estrés”, dice Felix Fernández Barroso, de Hair Krone. “Es importante seguir una dieta equilibrada y llevar una vida sana”. De lo contrario, nos marchitaremos antes de tiempo… y nuestro pelo también.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2015/10/13/icon/1444730839_524626.html

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